Era inevitable y todo elmundo lo sabía desde el primer día. Con Jose Mari Bakero de segundo entrenador sólo te puede pasar lo que te ha pasado, el más absoluto y vergonzoso fracaso, Koeman. ¿Cómo es posible pensar en que algo podría salir bien y a la vez contar con el triste de Bakero como segundo de a bordo?

Recordemos el intachable currículum tras dejar el fútbol de este personaje, que como jugador era especialista en pasarla siempre para atrás. Un centrocampista que bajaba a la defensa a por la pelota y cuando se la pasaba un defensa con dos cojones como dos camiones se la devolvía y se iba para arriba otra vez a ver si pillaba algún rechace o rebote. Pero a lo que voy.

Estrepitoso fracaso como entrenador del Málaga B, por donde pasó sin pena ni gloria. De ahí saltó a Director Deportivo de la Real Sociedad (que está en segunda), para luego coger las riendas del equipo desde el banquillo. Sus méritos fueron ninguna victoria en liga y rotunda derrota en la Copa del Rey por 4 a 1 precisamente contra el Málaga.


Antes fue entrenador en Méjico del Puebla. Aqui transcribo la opinión de un aficionado del Puebla sobre su paso por este equipo:
"José Mari Vaquero no sabía dirijir y la única forma de conseguir puntos era echandose para atrás de una manera cínica. Estoy seguro que desde que he visto futbol, nunca he visto un equipo que juegue tan feo, horrible, defensivo, mañoso, sucio como ese de Vaquero que nos costó el descenso."

En fin.

Luego lo ficharon como comentarista en TV3 y en alguna otra televisión nacional, donde adornó las retransmisiones con sus ricos e imaginativos comentarios, repetitivos y cansinos.

Y luego llega de la mano de su amigo Koeman (ese sí sabía jugar al fútbol) al banquillo del Valencia, de segundo entrenador. Cogen al equipo tercero y lo dejan a dos puntos del descenso. La culpa la tiene Bakero. Y la pregunta es: ¿cómo este tipo, tras tanto fracaso, consigue que confíen en él?

Yo no lo entiendo. No lo puedo comprender. Ahora lo pondrán de seleccionador o cualquier burrada de esas. Debemos estar preparados para lo peor.

Carlos.