Una historia inmortal, fue un mediometraje que rodó el gran maestro en Chinchón. En los mismos callejones en los que pasearemos los naturamundis proximamente, en la misma plaza del pueblo que cruzaremos camino de uno de los rstaurantes que frecuentaba, para meterse un chuletón entre pecho y espalda, que en el caso del maestro era un espacio bastante considerable, tendente a la expansión. En nuestro caso bastará con el análisis concienzudo del cadáver tostado de un cordero, de su disección y su engullimiento. Todo regado con vino de la tierra y amenizado por cantos regionales.





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